La dieta macrobiótica y cómo repercute en tu salud intestinal

La dieta macrobiótica es un enfoque alimenticio natural que va más allá de simplemente comer para satisfacer el hambre. Se basa en principios filosóficos orientales que buscan equilibrar el yin y el yang en los alimentos y en el cuerpo, promoviendo la salud física, mental y espiritual. Aunque inicialmente se popularizó como una dieta holística para mejorar la salud general y prevenir enfermedades, hoy en día ha ganado atención por su impacto positivo en la salud intestinal.

Concepto de dieta macrobiótica

El intestino alberga trillones de microorganismos, conocidos como microbiota intestinal, o también llamada flora intestinal, las cuales desempeñan un papel vital en la salud. Estas bacterias afectan la digestión, el sistema inmunológico, el estado de ánimo e incluso la salud cerebral. Un equilibrio entre bacterias «buenas» y «malas» es esencial para mantener un intestino saludable.

Bacterias buenas a través de una alimentación macrobiótica:

  • Ayudan a digerir los alimentos y absorber nutrientes esenciales.
  • Producen compuestos beneficiosos como ácidos grasos de cadena corta, que reducen la inflamación y fortalecen la barrera intestinal.
  • Regular el sistema inmunológico, evitando respuestas inflamatorias excesivas.

Bacterias perjudiciales que no ayudan a tu dieta macrobiótica:

  • Pueden proliferar por una dieta alta en azúcares refinados, grasas saturadas y alimentos ultraprocesados.
  • Causan desequilibrios conocidos como disbiosis, asociados con problemas como inflamación crónica, síndrome del intestino irritable (SII) y enfermedades metabólicas.

Cómo iniciarte en la dieta macrobiótica

La dieta macrobiótica puede ser una alimentación saludable y natural para mantener un equilibrio saludable en la microbiota intestinal. Para empezar a tomar conciencia de este tipo de dieta a base de bacterias saludables para tu intestino, deberás incluir en tu alimentación los siguientes grupos de alimentos:

Alimentos ricos en fibra:

Los cereales integrales y los vegetales son fuentes excepcionales de fibra, un nutriente esencial para el crecimiento de bacterias beneficiosas. La fibra actúa como prebiótico, alimentando las bacterias buenas y favoreciendo su proliferación.

Poké bowl de atún rojo

Consumo de alimentos fermentados:

Ingredientes como el miso, el tempeh y el chucrut contienen probióticos, microorganismos vivos que colonizan el intestino y promueven una microbiota diversa. Además, estos alimentos aportan enzimas digestivas que facilitan la absorción de nutrientes.

Yogur natural con cereal

Reducción de alimentos inflamatorios:

La exclusión de azúcares refinados, carnes procesadas y grasas trans ayuda a prevenir la disbiosis y reducir la inflamación en el intestino. Esto es particularmente importante para personas con afecciones intestinales como el SII o la enfermedad de Crohn.

Garam Masala

Equilibrio energético de la dieta macrobiótica

Según la alimentación macrobiótica, los alimentos equilibrados en términos de yin y yang crean un ambiente interno que favorece el equilibrio bacteriano. Aunque este concepto es más filosófico que científico, su enfoque en alimentos naturales y equilibrados se alinea con las recomendaciones modernas para la salud intestinal.

Además de mejorar la flora intestinal, la dieta macrobiótica ofrece otros beneficios:

  • Control de peso: Al priorizar alimentos integrales y ricos en fibra, ayuda a mantener la saciedad y regular el apetito.
  • Reducción de la degradación: Esto contribuye a la prevención de enfermedades crónicas como diabetes, enfermedades cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer.
  • Mejora del estado de ánimo: Estudios han encontrado vínculos entre un intestino saludable y niveles más bajos de ansiedad y depresión, gracias a la conexión entre la alimentación microbiota y el cerebro.

¿Es la dieta macrobiótica para todos?

Aunque la dieta macrobiótica, con toda la nutrición energética que provee, tiene beneficios notables en general, no es adecuada para todas las personas sin personalización. Por ejemplo, algunas personas pueden necesitar ajustes en la cantidad de proteínas o grasas según sus necesidades específicas. También es importante evitar restricciones excesivas que puedan llevar a deficiencias nutricionales.

Consultar con un dietista especializado en macrobiótica es clave para diseñar un plan que respalde las necesidades individuales.